viernes, 3 de abril de 2009

Adicciones. Las adicciones son peligrosas. Intentar alejarte de una adicción por conocimiento de que te está causando daño es un paso muy grande. Y el que decidas por tí mismo evitar esa adicción, no significa que ya no te guste eso que te enloquecía. Cuando la abandonas, pasas periodos de sindrome de abstinencia, sufres, te retuerces de antojo, de necesidad. Hasta que finalmente comienzas a sobrellevar la situación, recobras tus fuerzas y comienzas de nuevo sin la droga.

Pero la recaida duele más cuando la droga es la que te persigue, te busca y uno como no queriendo la cosa se deja llevar. Aunque la droga ahora viva a 4 horas y media de viaje en camión...

Cuando me fumé mi primer cigarro no me gustó, casi ni le encontraba chiste. Días después me fumé el segundo, y ya como que le iba hagarrando el sabor. De a poquito me hice de un vicio, y así es como me voy haciendo de otros. Poco a poquito, mientras le voy hagarrando el gusto a aquello que al principio me provoca aversión, como el cigarro o como Eduardo.

Pero Ángel es mi recaida, y no sé si es posible eso de catafixiar un vicio con otro...

Ojalá todo se limitara a alcohol, sexo, marihuana, cocaina o tachas. Pero el cerebro humano tiene tantas otras vías para la obsesión, que todo lo malo recae cuando deja de causarte emoción, todo se detiene y entonces viene la caida hasta tocar el fondo y comienzas a sentir dolor. ¿Cuándo sabré que toqué fondo?. No lo supe veces ántes hasta que me dolió tánto que dejó de doler. No es necesario que vuelva a suceder y sin embargo...

...sigo golpeandome en la cabeza con un martillo.

No hay comentarios.: