martes, 14 de abril de 2009

No puedo dejar de soñar
que los peces dorados escapan
se me van de las manos
y yo lloro por verlos libres
mientras lucho por pescar
en las mismas aguas
dónde las lluvias más fuertes
al verte llegar, escampan.

Yo escucho a lo lejos
una voz nostalgica que llama
bajo tu nombre sagrado
el mísmo nombre que yo he repetido
noche tras noche sin calma
arrepintiendome en el acto
de ser quien te ama
por que me he convertido
sin querer en fantasma.

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