jueves, 2 de julio de 2009

Si, dos ordenes de Pepto-Bismol para llevar, por favor. No, pago en efectivo. Gracias.

No, no. Son chingaderas. Dormir toda la tarde, comer una vez al día, contestarle el telefono a Eduardo más por inercia que por interés. Soy un vegetal, una vegetal que camina y se desliza por la casa como una sanguijuela moribunda. Apesto. Estoy desaliñada y fodonga. Y no importa cuánto quiera negarles y negarme a mí misma que la situación no me afecta un carajo y que soy como esos lindos sartenes de teflon que todo se les resbala. Me afecta, me carcome de adentro hacia afuera y yo no puedo hacer absolutamente nada al respecto.

La situacion economica, la situación familiar, mi situación emocional desatinada y éste pinche insomnio. No para de llover afuera (en cualquier momento empiezo a sacudirme el moho) y yo no paro de añorar tiempos pasados y desear que hasta los pinches canales de televisión transmitan los programas que a mí me gustaban hace 10 años solo para sentirme un poquito menos miserable.

No quiero ir a Xalapa, no quiero. Pero tampoco puedo reprimir estas ansias horribles de verle la cara y reclamarle lo irreclamable. De detestarlo, de herirlo. Mis reproches a cambio de... ¿qué?. De lo mismo de siempre: una visita, unas palabras de aliento y un beso en la mejilla (con suerte).

Son las 4:30 de la madrugada, y mi unico pesar es que no hay farmacia abierta a estas alturas que venda cualquier medicina que cure o de menos apacigüe esta maldita diarrea emocional.

(Igual no hay que azotarnos, por que seguramente ya me va a bajar...)

2 comentarios:

Vespertine dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
YIWOLF dijo...

Antes que nada pido disculpas. No me acordé de tu cumpleaños así como no me acuerdo del de nadie más (eso debe ser una señal de que estoy encerrada, estancada y mirándome el ombligo mientras el mundo giiiira y gira).
Somos DOS vegetales; podríamos ser una perfecta ensalada de emociones. Echar un poco de angustia, una pizca de intolerancia, una cucharadita de impaciencia. Servir contradictoriamente.