sábado, 25 de abril de 2009

Hoy me siento terriblemente fatalista.

La mente es cruel. Nos hace juegos con nuestros propios deseos y nos mantiene en un estado pasivo-agresivo esperando el asalto final de nuestros sueños. Nos toma por el cogote y nos sacude con las esperanzas para dejarnos mareados, m0ribundos, pedantes. Es un triste panorama para los soñadores que no tenemos de otra cosa a la cual sostenernos por que somos acusados de egoistas, irresponsables, malvivientes. Nadie paga por soñar y eso es peor, por que al tiempo la gente que nos quiere nos abandona a nuestra suerte pues no somos capaces de dejar de cometer tal delito.

Vivir de sueños casi siempre es mejor que bajar al terreno para que nos devore la bestia realidad, tener fé en nuestros sueños es casi como querer salvar a un pez de morir ahogado y sin embargo nos aferramos a ellos hasta con las uñas de los pies. Si alguien se atreve a interferir entre ellos y nosotros, nos molestamos, nos deprimimos, perdemos el sentido de la orientación. En los sueños no hay orientación, por que todo es un truco de la sucia mente (¿o un sucio truco de la mente?) que nos condena, como en la matrix, a ser la batería más de un mundo espejismo que se alimenta de nuestros más ordinarios, complejos y blancos anhelos cuyo fin no es otro que ser desechados tarde o temprano.

Sí, ya lo dije.

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