jueves, 23 de abril de 2009

Lo malo de ir a la escuela es que vuelvo tan agotada del ajetreo de metro-micro-puente-escuela- puente-metro-micro que cuando llego a casa no tengo tiempo de preocuparme si hay comida en el calentador, si tengo ropa para el siguiente día o si mi madre está más o menos deprimida que el día anterior por tener que estar aquí donde no quiere estar.

Lo bueno de ir a la escuela es que en medio del ajetreo de metro-micro-puente-escuela-puente-metro-micro y durante todo éste estás presente en mi cabeza, y cierro los ojos para recordar tu rostro y tu sonrisa y tu forma de ser y tus gestos y tu perfume, aunque cuando me cae el 20 apesta a diesel de microbus... pero bueno, estás.

Quisiera que pudieras enterarte que finalmente he caido en la conclusión de que eres el hombre que quiero para el resto de mis días. Que yo que no pienso casarme y mucho menos tener hijos por tí me casaria por cada una de las religiones existentes y tendría un hijo por cada año de nuestra vida marital hasta el día en que me vuelva histérica y menopausica. Que yo que quiero tener dinero para tener una casa en cada estado viviría contigo debajo de una palmera comiendo aire y cocos todo el día. Que yo que no creía en la castidad ni en la virtud de la fidelidad estoy guardada de cualquiera que no sea tú.

Y tú ni siquiera te lo imaginas. Quisiera que lo supieras y que cuando lo supieras no pusieras esa cara de desconscierto que yo conozco tan bien.




La próxima semana tengo firma de boleta y por primera vez en años no siento remordimientos de consciencia. Wiii.

No hay comentarios.: