jueves, 4 de diciembre de 2008

Es una cosa trepidante, intimidante, molesta. Se parece a la verguenza, se acerca más a la indescencia pero me hace temblar, pensar, llorar y reir al mismo tiempo. Me llena y me vacia y me tira al suelo y me da un pisotón. Se burla de mí, luego se vuelve en solidaria y solemne. Diplomatica y sarcástica. Es como yo, pero peor. O mejor. Se enamora, se desenamora, recuerda, olvida, desea y se arrepiente. Es finisima y vulgar, silenciosamente escandalosa. Insoportable, desagradable. Y aparece cuando no la necesito cerca y al mismo tiempo más quiero que esté. La aborrezco, pero no puedo vivir sin esta cosa que se niega a desprenderse de mí: la necesidad.

No hay comentarios.: