No, no. Son chingaderas. Dormir toda la tarde, comer una vez al día, contestarle el telefono a Eduardo más por inercia que por interés. Soy un vegetal, una vegetal que camina y se desliza por la casa como una sanguijuela moribunda. Apesto. Estoy desaliñada y fodonga. Y no importa cuánto quiera negarles y negarme a mí misma que la situación no me afecta un carajo y que soy como esos lindos sartenes de teflon que todo se les resbala. Me afecta, me carcome de adentro hacia afuera y yo no puedo hacer absolutamente nada al respecto.
La situacion economica, la situación familiar, mi situación emocional desatinada y éste pinche insomnio. No para de llover afuera (en cualquier momento empiezo a sacudirme el moho) y yo no paro de añorar tiempos pasados y desear que hasta los pinches canales de televisión transmitan los programas que a mí me gustaban hace 10 años solo para sentirme un poquito menos miserable.
No quiero ir a Xalapa, no quiero. Pero tampoco puedo reprimir estas ansias horribles de verle la cara y reclamarle lo irreclamable. De detestarlo, de herirlo. Mis reproches a cambio de... ¿qué?. De lo mismo de siempre: una visita, unas palabras de aliento y un beso en la mejilla (con suerte).
Son las 4:30 de la madrugada, y mi unico pesar es que no hay farmacia abierta a estas alturas que venda cualquier medicina que cure o de menos apacigüe esta maldita diarrea emocional.
(Igual no hay que azotarnos, por que seguramente ya me va a bajar...)
La situacion economica, la situación familiar, mi situación emocional desatinada y éste pinche insomnio. No para de llover afuera (en cualquier momento empiezo a sacudirme el moho) y yo no paro de añorar tiempos pasados y desear que hasta los pinches canales de televisión transmitan los programas que a mí me gustaban hace 10 años solo para sentirme un poquito menos miserable.
No quiero ir a Xalapa, no quiero. Pero tampoco puedo reprimir estas ansias horribles de verle la cara y reclamarle lo irreclamable. De detestarlo, de herirlo. Mis reproches a cambio de... ¿qué?. De lo mismo de siempre: una visita, unas palabras de aliento y un beso en la mejilla (con suerte).
Son las 4:30 de la madrugada, y mi unico pesar es que no hay farmacia abierta a estas alturas que venda cualquier medicina que cure o de menos apacigüe esta maldita diarrea emocional.
(Igual no hay que azotarnos, por que seguramente ya me va a bajar...)
2 comentarios:
Antes que nada pido disculpas. No me acordé de tu cumpleaños así como no me acuerdo del de nadie más (eso debe ser una señal de que estoy encerrada, estancada y mirándome el ombligo mientras el mundo giiiira y gira).
Somos DOS vegetales; podríamos ser una perfecta ensalada de emociones. Echar un poco de angustia, una pizca de intolerancia, una cucharadita de impaciencia. Servir contradictoriamente.
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