lunes, 1 de febrero de 2010

Pero me acuerdo de tí...

Hoy me levanté con un sentimiento particular de nostalgia, no la nostalgia de siempre, no. Otra clase de nostalgia menos común, menos repetitiva. Bien sea por que mi papá llego hoy al día de sus cuarenta y once, y eso es mucha nostalgia acumulada como para que se la aguante solo. O bien por que el clima se me puso idéntico a esos días en Xalapa cuando yo miraba sentada en el marco de la puerta como corría la lluvia por las banquetas, mientras se escapaba del curso que le marcaba el camellón que dividía mi mundo solitario y purpura, de ese mundo de enfrente lleno de Jurisprudencias y gente sabionda con portafolios y papeles importante. Tenía 16 años, casi a punto de cumplir 17 y apenas comenzaba a enamorarme de Ángel.

Ángel es y será hasta no sé cuando un tema recurrente en mis entradas del blog, en mis conversaciones confidenciales, en mis depresiones mensuales, en mis fracasos amorosos, y hasta en mis eventuales muestras emocionales y sonoras de frustración y sufrimiento, como cuando por equis cuestión de mi boca sale pronunciar ''Ángel'' y acto seguido emito un largo pero lastimero quejido y todos me miran con terror y sorpresa. ¿Que por qué ahora resulta que vengo y escribo de él? bueno, no sé. Sucedió que hace unos días, cuando Adrián formaba parte de mis motivos para decaer emocionalmente, le comentaba a Perla que para él (Adrián) la vida es cualquier cosa y para pronto, todo era un free y yo estaba en el papel de prestarme al juego más por debilidad que por gusto. Ella se puso muy seria y me dijo ''Maldita, y a Angel si le pusiste peros cuando te habló de un free y segun estabas muy enamorada de él.'' Me quedé callada unos minutos para pensar en una respuesta terminante y ganadora, pero me dí cuenta de que no se equivocaba, por lo que en voz baja y más que resignada, tomé aire y le dije ''No estaba. Estoy.'' Pero de que me la aplicó, me la aplicó. No sé (no creo) si ese habrá sido el detonante para que de pronto volviera a la manía de extrañarlo terriblemente, de sentir esa necesidad asfixiante de escuchar su voz, un segundo de su risa, cerrar los ojos y tratar inutilmente de visualisarlo perfecto y vivaz, como siempre. Como si fuera inmune a las peripecias de la vida, del dolor y las circunstancias. Su imán-personalidad. Su inocente (o no) seducción. Ponerme a escuchar 30 seconds to mars por que su musica me recuerda a él, por que le gusta. Tal cual. Que no es que no lo hiciera antes y de pronto convenientemente haya regresado a los encabezados de mi periodico sentimental, no. Yo pienso en él todos los días, religiosamente cuando me levanto y cuando estoy a punto de conciliar el sueño. Cuando voy en el metro de camino a la escuela y quisiera tenerlo cerca. Cuando vuelvo, cuando estoy feliz y cuando estoy triste. Cuando estoy con alguien que promete para inmiscuirse en mi corazón, y cuando soy otra ñoña solterona sin prospectos ni pretendientes.. Ángel es simplemente ese cáncer (benigno) de mi vida. No hay más. Pero como el clima, a veces me llueve en la cabeza, y a veces tengo sequía de su recuerdo. Pasa que, otra vez lo tengo en esa cajita de cristal impermeable al tiempo y la melancolía. Intangible y hetereo para siempre. Y cuando me pegan días como hoy, lo saco de su envase de colección y lo repaso palmo a palmo, hasta que me canso y lo devuelvo a su lugar. Ahí se va a quedar. Ya perdí mis esperanzas, pero lo amo. Qué hacerle.

Hace un rato escuché a mi madre mientras aconsejaba a su amiga, quien se encuentra en una situación emocional similar (pero en adulta) a la que yo vivo con respecto a Adrián, que en escala no es nada comparado por que bien lo mío no pasa de ser un bache cualquiera, una piedrita en mi zapato. Total, le decía que next. Lo que sigue. Que 'él' no te detenga, replanteate tus objetivos, tus metas. Tienes que ser más calculadora.

Tomé lo que me sirve y deseché el resto de la conversación. ¡No puedo dejar que me utilicen!, que jueguen conmigo. Yo no soy una mala persona, no lastimo a nadie. Trato de conducirme con propiedad, con respeto y valor. No juego con los sentimientos de la gente, no cometo errores a proposito (bueno, [casi] nadie lo hace, dah). Soy buena estudiante, tengo talentos, emociones. No me merezco éso. No merezco que jueguen con MIS sentimientos, que se burlen de mí, que me mientan. Yo soy digna de amar y que me devuelvan al menos un poco de lo que puedo dar. Por eso decido no prestarme a sus engaños, a su juego, a su puedo-con-todas-y-soy-tan-cabrón-que-nunca-me-enamoro. Por que si va a querer algo conmigo, será en serio. Y si no, pues nada. El sexo, la compañía, la (muy falsa) amistad es cualquier cosa. Yo nunca me arrepiento de nada, me gusta mi vida hasta la fecha. Pero si pudiera volver al momento en el que lo volví a ver después de 9 años, lo evitaría a toda costa. Por que no le ha dado nada útil a mi vida, y por el contrario sólo vino a atribularme sin sentido. Que le llegue, yo no lo necesito.  Para esas cuestiones de sufrir, de resentir, extrañar, llorarle, curarme u olvidar, ya está Ángel. Y de esa forma, me basta. Y me sobra.

1 comentario:

Psicópata dijo...

Waaaa me latió tu entrada, me recuerda a mi en cierto punto, yo también tuve un "angel" (chico que curiosamente se llama ángel pero prefiere que le digan alain) el era eso para mi lo amaba con todas mis fuerzas con todo el corazón, pero gracias a Dios y a años de esfuerzo (3 para ser exactas) lo logre olvidar y ahora tengo a otro a mi "Adrian" pero el se llama sergio y eso igual al tuyo jeje tu frase de "puedo con todas pero soy tan cabron que no me enamoro" Dios mío me dejó así en shock! Es cono si Sergio lo hubiera dicho...
Y si al parecer las personas buenas son las que tienen mala suerte a las que utilizan que bueno que tu no permitas que jueguen contigo yo estoy luchando por lo mismo pero al aceptar el free con sergio creo que pierdo toda esperanza de ser amada y no utilizada jeje pero ni hablar hay que seguir lo qe el destino decide.... Está genial tu blog!!!! Te sigo!! Miles de besiiitos!!!