No soy de nadie, y gracias a diós tapoco tuya.
Qué pereza encadenarme a tus caprichos
y con el polvo del tiempo descubrirme violentada
por ese terrible pasatiempo tuyo de usar y desechar.
No te pretendo, y no quisiera que volvieras
suponiendome eterna y accesible
yo podré desenvolverme árida y glacial
y si intentases acuñarme en ave ipnotizada
no dudaré un instante en destruir tu burlona máscara.
Advertido estás, aunque sé que dudarás en volver
por que tu, mi ya nunca otra vez buen amigo, te ocultas detras
de esa espumosa cortina que llamamos vergüenza.
1 comentario:
esta genial... espero alguna vez poder pensar yo eso, tiene mucha dignidad...ya sabes eso de no dejarse utilizar por alguien muy buena entrada... besiitos!!!
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