lunes, 28 de junio de 2010

Quiero una cita en Lacuna INC...

Claro que, tal vez me arrepienta cuando me decida a consumar éste plan que de a poquito estoy urdiendo al concluir una vez y otra vez que éste sentimiento no me lleva a ningún lado. Anoche me dormí llorando pensando en cómo proceder, qué decir, cómo actuar, para qué y cuándo. Le amo tanto que está volviendo a dolerme por todas partes, por todo el cuerpo y aborrezco no poder identificar exactamente en dónde. ¿Por qué no puedo hacer como Clementine en Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos y borrarlo para siempre de mi vida?, despertar una mañana de cualquier día sin saber que existe él en alguna parte del mundo y no tener ese reflejo de desear que esté bien en donde esté y extrañarlo, borrar su numero de mi agenda y su correo de mi bandeja y evitar la tentación de escribirle para menguar un poco la ansiedad; que ya sé que podrán pasar otros 2 años y yo podré seguir en las mismas, recibiendo misivas largas, leyendo lo que quiero leer, emocionándome con sobras de atención, enviando mensajes que casi ruegan humillantes una contestación que a veces no llega, sin lograr absolutamente nada.

Le escribiré mil cartas más, mil más que va a leer tarde o temprano como se ha vuelto costumbre. Mil cartas que no estoy segura que entienda como quisiera que lo hiciera. Cartas de mí para él que absorben como servilletas la gotera que él me hizo en algún lugar del pecho. Digo cada vez que quiero que éstos sentimientos son incondicionales y que no espero nada a cambio por que me gusta sentir lo que siento, pero en un punto tengo que aceptar que no puedo más. No puedo seguir alimentando su ego, haciéndolo sentir enaltecido, o adorado, o importante. Tal vez pueda equivocarme, pero cómo saberlo si él no dice nada, excepto que le gusta o le gusta mucho. Oh, no hay peor intento de elogio para un artista que el que le digan ''me gusta'', ''esta bonito'', y ''me gustó mucho'', pues de esa forma el artista no aprende nada.

Quisiera entenderlo, saber lo que piensa realmente y sin que me diga, como siempre, lo que quiero oír. Me da lo mismo que sus pensamientos no puedan ser en ninguna forma positivo en mi causa, pero de ésa forma yo me quitaría la venda de los ojos, y me animaría a salir a la luz, aunque me lastime los ojos, aunque después extrañe la caverna...*

* Léase Platón – El mito de las cavernas.

1 comentario:

Mafalda dijo...

Creo que por más que intenmos ser y hacer lo que ellos necesitan o desean no cambiara el hecho de que no nos quieren... quien sabe por que la vida es tan paradogica pero asi es... quien menos ama es más amado.. =\ saludos!