Quién te dijo que olvidaras las tardes de lluvia torrencial
mirando por la calle a los incautos huir del diluvio
escabulliéndose entre mares de barullo
escondiendo del mal tiempo su pintura artificial.
Yo quisiera, ángel mío, encontrar
un instante, un minuto donde pueda re encontrarte
y tomarte por la cara y con mi gracia asestar
en tus labios de manzana un beso firme.
Noche es, y es muy tarde para hablarte
de romances, de sueños, viajes, bosques;
y contarte que me ajé y me torné aborrecible
que a esta altura de mis tiempos tú te haz vuelto inolvidable
que quisiera sostener tu mano para siempre, como antes, como entonces.
mirando por la calle a los incautos huir del diluvio
escabulliéndose entre mares de barullo
escondiendo del mal tiempo su pintura artificial.
Yo quisiera, ángel mío, encontrar
un instante, un minuto donde pueda re encontrarte
y tomarte por la cara y con mi gracia asestar
en tus labios de manzana un beso firme.
Noche es, y es muy tarde para hablarte
de romances, de sueños, viajes, bosques;
y contarte que me ajé y me torné aborrecible
que a esta altura de mis tiempos tú te haz vuelto inolvidable
que quisiera sostener tu mano para siempre, como antes, como entonces.
A.R.
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